Joaquín Marco 1965
03/08/2020

La encrucijada de la novela española (1965)

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La encrucijada de la novela española (1965)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsDe ningún modo es función propia de la crítica la profecía. La literatura, como fruto del hombre que es, nos da a menudo pruebas de su especial condición. No hay leyes matemáticas, las estadísticas deben mirarse con desconfianza y no valen augurios. Pero, sin embargo, la marcha, no siempre hacia delante, no es ciega. Unas coordenadas señalan un camino en el que va a moverse con mayor o menor acierto el escritor. […] Nadie escapa a su época. La conocida frase de Ortega es válida, aunque cabria insistir en que las “circunstancias” son a su vez fruto de unas condiciones socioeconómicas en las que el escritor se encuentra sumergido. […] Sería injustificable sostener ahora una remisión de nuestra novela en los últimos años sin tener en cuenta cuanto ha sucedido en nuestro país y fuera de él. […] La crisis se produce paralelamente al agotamiento de la denominada “poesía social”. […] Lo cierto es que el término “social” se aplicó a la poesía de testimonio, a la poesía política y a la poesía de protesta, que señaló claramente un camino, que hipersensibilizó una parcela temática y que fue fruto de unos años. Con cierta posterioridad empezó a hablarse de una “novela realista” para no llamarla también “social”. La novela realista era una novela de motivaciones inmediatas, era una novela inconformista, era una novela interesada en la problemática de las “clases”, aunque fundamentalmente era una novela “de testimonio”. Si La colmena, de Camilo losé Cela, era el testimonio del Madrid de la posguerra, como Nada, de Carmen Laforet, lo fue de Barcelona, El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio lo era del Madrid de los cincuenta. Las tres obras son sobradamente conocidas para que tengamos que alargamos en su comentario. […] El lector se habrá dado cuenta de que nuestra intención es la de vislumbrar hasta dónde se proyectó la novela española. Dejaremos de lado aquellos novelistas, como Ana María Matute o Miguel Delibes, cuya obra viene haciéndose según unos postulados, en un camino propio y personal. Dejaremos también al margen la obra, tan poco conocida en España, de Ramón J. Sender, sin duda el mejor de los novelistas españoles de hoy, a quien ha sido necesario “redescubrir” con muchas dificultades, ya que la mayoría de sus obras -y es autor muy prolífico- han sido publicadas en los Estados Unidos. […] A diferencia de lo que sucede en la poesía, la novela española no ha marcado su impronta en la literatura europea contemporánea. […] La generación de novelistas que apareció entre 1950 y 1960 ha hecho mucho para alcanzar unos resultados discretos. […] Crisis no significa agotamiento. Contra Ortega creemos que la novela posee larga vida. Pero la vida en la novela corre paralelamente a la suerte de la sociedad en la que se halla enraizada. A los novelistas corresponde confirmar el viraje a que la novela española parece destinada.

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