‘sempronio’ 1960
01/05/2020

Una sala de espectáculos sin fachada (1960)

2 min
Una sala de espectáculos sin fachada (1960)

La tria de J. M. CasasúsLa controversia entre teatro y cine ha dejado en la sombra otra discusión acerca de la sala Novedades que a mi me parece insoslayable desde el punto de vista barcelonés. A propósito de la inauguración de este local de espectáculos, he leído una serie de veces la frase “acontecimiento ciudadano”. Y yo, apostado en la calle de Caspe, en la acera de enfrente del Novedades, me he preguntado hasta qué punto es lícito aplicar el calificativo de acontecimiento ciudadano a la apertura de una sala de espectáculos sin fachada. O lo que es peor todavía, con la fachada a medio hacer, empantanada, con las tripas a la vista de los paseantes… Me ha parecido oportuno preguntárselo a los artífices de la obra. Por ejemplo, al arquitecto don Miguel Ponseti.

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-¿Usted cree, señor Ponseti, que es un grato acontecimiento ciudadano inaugurar un local, por lujoso y confortable que sea, con semejante aspecto externo?

-Me duele como pueda dolerle a usted -me responde el arquitecto-. Mi proyecto constaba de fachada en la calle Caspe, aunque no se tratase propiamente de la fachada del teatro, pues en realidad éste y el edificio con frente a la calle constituyen dos unid ades independientes. Tan independientes, que incluso la propiedad es distinta. Sin embargo, mi ilusión de arquitecto habría sido completar, por lo menos a los ojos del público, al teatro Novedades con una fachada exterior…

Ahora voy con la pregunta a la propiedad del cine-teatro, representada por don Juan Antonio Pamias.

-Sí, es doloroso que no hayamos podido terminar simultáneamente la sala de espectáculos y el edificio que la oculta desde la calle. ¿Motivos? Uno, y gordo, la extraordinaria diferencia entre el presupuesto previamente elaborado y el coste real de las obras. Nuestras previsiones financieras se fueron todas abajo. De ocho millones de pesetas pasamos a 22…

No obstante, anuncia el señor Pamias que la obra del edificio de la calle de Caspe va a reanudarse de un momento a otro. Se piensa en la posibilidad de dedicarlo a residencia. En principio se proyectó para oficinas. Todavía no existe decisión al respecto. Por ahora -¡la urgencia de extraer provecho!- los bajos tienen arrendatario comercial. Resumiendo, durante un tiempo, cuando pasemos por la calle de Caspe cerraremos los ojos para no fijarnos cómo Barcelona, ¡una vez más!, va con un zapato y una alpargata, como reza el dicho catalán.

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