Un antiguo divorcio

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsDentro de un par de siglos, si algún estudioso se interesa por la Cataluña actual, le será muy difícil explicarse el hecho de que en esta tierra, eminentemente democrática, sacudida por graves trastornos y hasta bárbaras luchas de clase, el proletariado -como organización política a semejanza de los grandes partidos europeos- haya sido peor que inexistente, nulo. Y después de profundas excavaciones históricas, quizás llegue a dar con una explicación de este fenómeno, explicación más desconcertante todavía que el fenómeno mismo: el proletariado de Cataluña, desde 1825 hasta 19… (por ahora 1927), espiritualmente se ha visto abandonado de la intelectualidad catalana. Los que debían ser los directores naturales de esas masas obreras, o se han declarado enemigos suyos, enemigos de clase, o muy pronto se cansaron de pretender guiarle, o se han conducido siempre sin contar con él. […] Nuestros actuales conocimientos bastan para mostrarnos en Cataluña, a mediados del XIX, una masa proletaria trágicamente acéfala, guiada por su ciego instinto o por directores improvisados en su propio seno […]. Ni uno solo de los grandes nombres intelectuales de la época figura como una estrella en la frente de esas masas oscuras. Todos, o casi todos, por el contrario, eran como rayos que servían para fulminarle. El más ilustre de los amigos del proletariado fue Clavé, un proletario más, sin cultura profunda, cantor espontáneo y educador por instinto genial. La aparición del catalanismo político, que parece debía representar un enaltecimiento de todas las fuerzas vitales genuinamente populares, en vez de colmar el foso abierto entre la intelectualidad y el proletariado, lo ensanchó más todavía. […] Solo en Cataluña se produce el rarísimo fenómeno de que la intelectualidad, casi en masa, haya abandonado políticamente al proletariado. Eso ha ocurrido, quizás, porque la intelectualidad catalana, en su inmensa mayoría, no es libre y activa, sino que depende de una determinada política burguesa, y además siente gran inclinación por las comodidades de la burocracia y del mecenaje, que no son estados plenamente cívicos, sino más bien conventuales. […]