Sempronio 1990
27/10/2020

Cugat, el hombre de los mil talentos (1990)

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Cugat, el hombre de los mil talentos (1990)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsConfieso que al Cugat de estos últimos años barceloneses lo veía de higos a brevas. No comulgaba con su parafernalia. Curiosamente, nos vimos y charlamos en salas de exposiciones o bien en centros donde expuso caricaturas. Magistrales, en verdad. Sintéticas y originales, cual deben de ser las buenas caricaturas. Un talento más, a añadir a los copiosos talentos que han distinguido a este catalán auténticamente internacional, cuya muerte nos apesadumbra. Naturalmente que procede referirnos al Xavier Cugat de los grandes tiempos. […] Son palabras suyas de aquellas opulentas calendas, y que luego, sobre todo en estos postreros tiempos, he tenido ocasión de reactualizar en mi memoria: “Para llamar la atención es indispensable la excentricidad. La música clásica no se puede evadir de la norma. Ahí tiene usted a Toscanini, que era lo más serio, incapaz de dirigir un concierto sino se encontraba su perrita blanca en un palco”. La anécdota venía a cuento de su negocio -más talentos todavía- de las chihuahuas. […] En ciento cincuenta mil dólares calculaba el producto anual de la industria canina. “Triunfar en Estados Unidos es lo más fácil del mundo, a condición de que se estudie muy bien la psicología de aquel público.” Cugat fue sobresaliente en la asignatura. Las chihuahuas y las mujeres guapas le han acompañado hasta el final. Antaño su nombre y su figura eran inseparables de su esposa Abbe Lane, que personificaba como ninguna otra la imagen de la “vamp”. […] Me contaba cómo, tras realizar los estudios de violín clásico, tras -¡a los doce años!- formar parte de la Orquesta Nacional de Cuba, tras dar conciertos en Estados Unidos formando parte de un trío, tras conocer e incluso ser estimulado por el propio Caruso (quien curiosamente, le orientó hacia el dibujo de “cómics”), tras tantas y muchas veces duras experiencias, decidió un buen día arrinconar el violín. “En América se es el número uno o no se es nada. Dios no me había llamado para la música seria. No todos los días nace un Sarasate o un Casals”. Ante la evidencia, optó por la macana. Presentarse siempre en público con la perrita, formar su propia y gran orquesta, el cine, la despampanante compañía femenina, el Rolls Royce filiado con sus iniciales... Matrícula de honor en la nueva carrera emprendida. […] Violinista acaso discreto, espectacular conductor de una trepidante orquesta de baile, actor cinematográfico que daba el tipo, buen caricaturista, negociante en perros, catalán del “porró” una vez retirado en su tierra, un pozo de anécdotas y un archivo de amistades en las que contaron incluso presidentes de Estados Unidos... Por encima de todo, fue maestro en la vida, un agudo conocedor de los hombres, al par que un lúcido experto de sí mismo. Su éxito y su popularidad -¡en Estados Unidos!- no fueron robados, ni mucho menos frutos del azar. […]

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