El asesinato del general Prim (1870)
Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsDos hechos culminantes constituyen por decirlo así la historia política de nuestro país desde el mes de octubre de 1870: el asesinato del general Prim y el advenimiento al trono del duque de Aosta, hijo del rey Víctor Manuel. Cesa el estado de interinidad que alimenta las esperanzas de todos los partidos y de los aspirantes a la Corona, y se inaugura una nueva era, pero tan inestable y precaria como la anterior, y en la que, ante el trono ocupado y al amparo de los derechos consignados en el título primero de la Constitución, siguen izadas las mismas banderas con los mismos temas. El general Prim encuentra por fin a fines de octubre un candidato que acepta el trono vacante; se desiste por consiguiente de conceder las atribuciones al Regente, y se anuncia a las cortes extranjeras, para pedir su beneplácito, que un hijo del rey de Italia, mayor de edad y católico, consiente en la corona de España. […] El espíritu público no era favorable a la idea del general Prim, y veinte y nueve periódicos de Madrid, en representación de los diversos partidos hostiles a la solución de la cuestión monárquica con la elección del duque de Aosta, firmaron y publicaron una declaración en la que decían que, después de una detenida discusión, habían acordado unánimente seguir combatiendo dentro de su espera y con toda energía la candidatura propuesta por el gobierno. El directorio republicano publicó un manifiesto aconsejando calma, orden y prudencia. Llegó por fin el día de la elección. El gobierno había tomado algunas precauciones militares, y reinaba grande animación en las calles de Madrid, pero las Cortes llevaron a cabo tan importante acto sin que ocurriera el menor desorden. En la sesión del día 16 de noviembre fue elegido rey de España en una sola votación el duque de Aosta por 191 votos contra 63 en favor de la república, 27 del duque de Montpensier y 8 del general Espartero. D. Alfonso de Borbón tuvo dos votos y uno la hija del duque de Montpensier. Hubo 19 papeletas en blanco. […] El general Prim, iniciador de la solución monárquica, árbitro durante dos años de los destinos de España, el hombre que había llegado a hacerse necesario y cuyo poder era más fuerte que el de un monarca, no debía ver coronada su obra. Al retirarse del palacio del Congreso en la noche del 27 de diciembre asaltaron su coche varios asesinos que le esperaban en la calle del Turco, y dispararon ocho tiros apuntando a quemarropa al general y a su ayudante Naudin. Las heridas que recibió el general Prim eran mortales, y el Rey que debía a él su elección, solo pudo ver su cadáver en la iglesia de Atocha cuando celebró el 2 de enero su entrada en la corte. […]
