20/03/2016

El idilio entre Ana Botín y Larry Summers

4 min
Ana Botín, presidenta de Banco Santander, ha fitxat Larry Summers, exassessor de Barack Obama, per liderar la transformació digital.

¿Qué pasa en el Banco Santander? Ana Botín, presidenta del Banco Santander, explicó en la junta de accionistas, el pasado viernes, día 18, por qué ha caído el precio de las acciones un 34% desde abril de 2015.

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"En la primavera de 2015", dijo, "los mercados premiaron al Santander con la valoración bursátil más elevada de nuestra historia: por encima de los 100.000 millones de euros". Pero la presidenta, ante una junta inquieta, admitió: "Desde abril en adelante, las preocupaciones sobre Brasil presionaron nuestra acción a la baja".

El pasado viernes, precisamente, la capitalización del banco en bolsa cerró en los 63.000 millones de euros. De 100.000 millones a 63.000 millones y en menos de un año. Se dice pronto.

Pero quizá culpar a Brasil, siendo estrictamente cierto, es limitar los problemas. Está la debilidad del otro gran mercado, España, y algunos más que sin ser tan relevantes, son importantes. Uno de ellos es Estados Unidos, donde los problemas del Santander Consumer USA, ha exigido provisiones (cubrir créditos de dudoso cobro) significativas.

Hablar de problemas no supone identificar agujeros. La banca internacional, con tipos de interés aterrizados a cero (los tipos nominales, habida cuenta de que los reales, sin contar inflación, son positivos) tienen un serio problema de rentabilidad. Y con esta rentabilidad menguante en un entorno desfavorable hay que reforzar el capital.

En su discurso, la presidenta situó los problemas inmediatos. “En las economías emergentes siempre nos enfrentamos a una mayor volatilidad. En las economías desarrolladas contemplamos firme, aunque bajo crecimiento y descenso del paro”. Según señaló, el objetivo de reforzamiento del capital de la entidad es de alcanzar los criterios de Basilea del 11%.

En España el gobierno de Mariano Rajoy ha alardeado sobre el saneamiento del sector financiero, pero ¿puede asumirse que es así, sobre todo cuando la débil recuperación amenaza incluso con zozobrar?

Aristóbulo de Juan, ex director general del Banco de España, a cargo de la inspección, en los años ochenta, estima que no se puede afirmar tal cosa. ¿Hay realmente el dinero-capital necesario? “Porque es precisamente con dinero con lo que se remunera el pasivo, se pagan los gastos generales, se adquieren activos fijos, se pagan los gastos generales y se conceden créditos”, escribe la semana pasada en la revista de temas de banca Consejeros.

¿Está puesto ese dinero? “Con la clara excepción de Bankia y, a distancia, Mare Nostrum, buena parte del capital normativo del sistema no conlleva dinero. Y este capital son simples apuntes contables”, señala.

Si bien Ana Botín deposita la incertidumbre en las naciones en vía de desarrollo, Jaime Caruana, el exgobernador del Banco de España durante la inflación de la burbuja inmobiliaria en España, y actual director general del Banco de Pagos Internacionales, advertía sobre las turbulencias de estos meses. “El problema no son solamente los mercados emergentes sino que se generaliza a los mercados desarrollados. Los mercados financieros más amplios están retrocediendo ante los riesgos, el problema ahora es que la economía real se ve afectada”.

Todo depende ahora de si la economía norteamericana logra evitar la recesión este año. “Si esta flexiona, será difícil identificar otra economía como el motor del crecimiento mundial a corto plazo”, señala el Citibank.

Y aquí es donde entra la nueva estrategia de Ana Botín, con nombre y apellido: Larry Summers. El exsecretario del Tesoro del presidente Bill Clinton y exasesor de Barack Obama será el presidente del nuevo consejo asesor internacional del Banco Santander, integrado sobre todo por ejecutivos de empresas líderes de Estados Unidos. Un consejo cuyo cometido es el de promover la transformación digital del Banco Santander.

En noviembre de 2014, dos meses después del fallecimiento de su padre, Ana Botín disolvió el consejo asesor internacional formado por Emilio Botín, órgano al que había incorporado a Rodrigo Rato en 2013, ya fuera de Bankia.

El nuevo órgano no responde a las clásicas instituciones de relaciones públicas, aunque también. Summers, que ha vuelto a la Universidad de Harvard después de una travesía polémica por la presidencia de la entidad, es un personaje con gran influencia en el sector financiero norteamericano, conocedor de las nuevas tecnologías, donde ha invertido su propio dinero, y con fuerte presencia en medios de comunicación, donde escribe y se prodiga a menudo.

Con sesenta y dos años, este economista es seis años mayor que Ana Botín. Pero Lawrence Summers, Larry, es un personaje polémico. Bill Clinton declaró públicamente que Summers le aconsejó muy mal al recomendarle contra la regulación de los derivados (productos financieros cuyo valor se basa en otro activo subyacente). Cuando Raghuram Rajan, entonces economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), escribió un informe en 2005, para el seminario anual de la Reserva Federal de Jackson Hole, sobre los riesgos temerarios del sector bancario estaba engendrando, Summers salió al paso. “La premisa básica que guía el documento de Rajan es en gran medida equivocada”, dijo. Pero tras el estallido de la Gran Recesión, ya en 2009, cambió. Citó al economista John Maynard Keynes: "Cuando las circunstancias cambian, yo cambio mi opinión".

En 2013, intentó ser el sucesor de Ben Bernanke en la Reserva Federal, el banco central norteamericano, pero se retiró de la contienda cuando el presidente Obama optó, ante la oposición que generaba Summers, por Janet Yellen.

Precisamente, Summers, sobrino del Premio Nobel, el keynesiano Paul Samuelson, ha vuelto a Keynes y a su gran representante en EE. UU., en los años treinta y cuarenta, Alvin Hansen. Es Summers quien ha desempolvado la idea del estancamiento secular ('secular stagnation') para definir la actual fase de la crisis económica en EE. UU. En 1938, Hansen se preguntó dos cosas: por qué la recuperación cíclica iniciada en 1933 comenzó a debilitarse en el verano de 1937 con una tasa de paro del 14% y cuál sería el porvenir de la nueva recuperación que asomaba en 1938. Hansen estimaba que la misma se agotaría rápidamente por el colapso de la demanda, el descenso demográfico y la ausencia de innovaciones tecnológicas. La respuesta a este debate teórico fue… la entrada de EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial y la expansión posterior y liderazgo del capitalismo norteamericano.

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