José Comas Solá 1910
16/11/2019

Astronomía Saturniana (1910)

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Astronomía Saturniana (1910)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsDecir astronomía saturniana casi equivale a afirmar que en Saturno hay astrónomos, y por consiguiente habitantes. No voy a tratar este punto, aun cuando creo que no andaríamos desacertados admitiendo que en Saturno no hay todavía habitantes, ya que este planeta ofrece todos les caracteres de un mundo que, como Júpiter, se mantiene todavía en su era primordial, mundo en que la vida y el espíritu, en estado latente o potencial, esperan el día en que les será posible cumplir la misión que les tienen encomendada las divinas leyes de la Naturaleza. Hoy por hoy, Saturno continúa aún siendo un hervidero, cuya atmósfera cargada de densísimos vapores nos oculta por entero la superficie del planeta. Estos vapores delatan la existencia de una temperatura propia y elevada en su superficie, estado que pudiera compararse al que debió ofrecer la Tierra algunos millones de años atrás. […] En cuanto al satélite Titán, podemos observarlo, desde la Tierra, con tanta perfección como pudiera hacerlo un habitante de Saturno a simple vista. Mis observaciones de este satélite son una demostración de lo dicho en Astronomische Nachrichten (l908). He procurado en el adjunto dibujo representar, aproximadamente, el aspecto que en la actualidad ofrece el cielo de Saturno para un habitante de aquel planeta situado en el hemisferio austral, hacia los 30° de latitud, y poco antes de media noche, de acuerdo con las últimas observaciones que he efectuado con el ecuatorial del Observatorio Fabra, provisto de un aumento de hasta 750 veces. […] En fin, en medio del cielo estrellado, el observador saturniano vería, por ejemplo, los dos satélites marcados en el dibujo: Rhea, el de la izquierda, hacia el cuarto creciente, y Titán, el de la derecha, hacia la fase llena. En realidad, Saturno posee ya diez satélites conocidos. […] No dejaré de recordar, como dato notable, que un habitante de Saturno que no se moviera de entre los polos y los círculos de 63° de latitud, no vería los anillos, ocultos bajo el horizonte, ¡pudiéndose dar así el caso curioso de que ciertos habitantes de Saturno no supieran que alrededor de su planeta existía la espléndida corona que con tanta perfección observan los astrónomos terrestres! […] Puede ocurrir que, para alguien, todo lo dicho no pase de ser una frivolidad, dado el carácter de los tiempos presentes, que tanto se caracterizan por su feroz... positivismo. Pero tengo la seguridad de que no son pocos también los que gozarán trasladándose unos ratos a otros mundos, sobre todo si son tan interesantes como Saturno (todo ello sin ánimo de menospreciar a nuestro planeta). Estos viajes imaginativos, cuando son conducidos rigurosamente por la prudencia y el raciocinio, tienen la ventaja de dilatar nuestro espíritu, darnos inefable felicidad, ejercitar nuestra inteligencia y hacernos pasar un buen rato alejados del bajo mundo. […]

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