ABANSD’ARA
Opinió 01/03/2021

Aseguremos la vida de todos (1937)

DIEGO ABAD DE SANTILLÁN 1937
2 min
Aseguremos la vida  de todos (1937)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsArticle d’Abad de Santillán (Reyero, León, 1897 - Barcelona, 1983) a Tiempos Nuevos (7-VIII-1937). Havia estudiat filosofia i lletres a Madrid i medicina a Alemanya. A la Catalunya dominada per assemblearis els anarquistes cultes i astuts com Abad de Santillán advertien que no es pot matar tot el que és gras ni en ple desori ni en una revolució d’unitat popular.

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Lo sosteníamos antes del 19 de julio de 1936 y podemos repetirlo ahora, después de las experiencias hechas: para los productores sería más económico y más provechoso asegurar a la antigua pequeña burguesía la vida, que no tener esa fuerza como obstáculo permanente en el camino de una Revolución. Las culpas de un régimen no deben pagarlas particularmente los individuos. Lo que nos importa es suprimir las instituciones parasitarias, substituyéndolas por otras útiles. Esta es una obra lenta de transformación, un esfuerzo gradual en que se demuestra la capacidad constructiva de los pueblos. Los educados en el viejo régimen llevarán a lo largo de su existencia las taras de la organización social en que han crecido. No se les puede suprimir por decreto ni se les debe exterminar por el terror. Según el grado de adhesión o de tolerancia a que logremos en esos sectores de opinión y de población, así nos veremos libres de dificultades, de marchas atrás forzadas y de conspiraciones contrarrevolucionarias. Desde el primer día de una revolución popular triunfante, la vida y las costumbres de las clases acomodadas deberían quedar automáticamente aseguradas. Son las nuevas generaciones las que podrán entrar plenamente en el proceso general de la producción. Nosotros queríamos otra cosa: que se nos dejase poner de manifiesto nuestra superioridad en relación al capitalismo. Esto lo hemos logrado con el triunfo del 19 de julio. Ahora es preciso que no nos precipitemos y no malogremos la victoria obtenida al querer avanzar más rápidamente y más allá de lo que nuestras fuerzas y el estado social en que vivimos nos permiten. Una de las maneras de asegurar nuestra Revolución y de garantizar el porvenir está en esta conducta nuestra frente a las clases acomodadas de la burguesía, grande y pequeña. Les hemos privado de sus instrumentos esenciales de dominio, les hemos quitado la posibilidad de obstaculizar la obra del progreso humano; pero no hemos de quitarles ese mínimo de comodidad y de seguridad de vida a que estaban habituadas, porque el malestar consiguiente tendría poco a poco repercusiones funestas.Persiste la guerra, y para ganar en esta contienda sangrienta se impone la cooperación y el apoyo mutuo de todos los amantes de la justicia; y la justicia puede ser sentida, practicada y querida por los individuos de todas las clases. Convirtamos éstos en legión, sin importarnos el precio, y así tendremos seguro el triunfo en la guerra y libre la senda del desenvolvimiento revolucionario. El pan y el techo no deben faltar a aquellos a quienes hemos desposeído porque la propiedad era antisocial en sus manos.

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