Editorial De ‘la Vanguardia’ 1938
09/09/2017

La eterna lucha

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La eterna lucha

Peces històriques triades per Josep Maria CasasúsHoy, como todos los años, consagra el pueblo catalán una diada a sus libertades civiles y sus libertades políticas. La evocación del “conseller en cap”, Rafael Casanova, es particularmente justa, porque simboliza el alzamiento del ciudadano y de la patria contra el despotismo dinástico de los Borbones. Es tan particularmente justa como lo sería rememorar a los comuneros castellanos, por su rebeldía contra el absolutismo austríaco, o a los patriotas que declararon la guerra a Napoleón. Lo que caracteriza el genio de los pueblos de España es su autoctonía. Cuando ésta florece da la gesta de los catalano-aragoneses en Bizancio o de los extremeños y andaluces en América. El terrible secreto de la historia peninsular es el de la desnaturalización política. […] Ni los Austrias ni los Borbones fueron capaces de aprovechar el ímpetu creador de los castellanos, catalanes, andaluces, extremeños, aragoneses, vascos y demás pueblos de España. […] Unificar las leyes y la administración era el sueño del poder real y al entrar en conflicto con los “usatges” y libertades de cada país español, los disociaron de la común empresa. El proceso del Estado monárquico español se apartó de la idea de asociación de pueblos que todavía significaba en tiempo de los Reyes Católicos, para degenerar en la idea imperial de Maximiliano y en la Monarquía absoluta de Luis XIV. Se comprende que Barcelona se distinguiera en la rebelión, porque Barcelona era en sí misma un renacimiento. […] En realidad encarnaba el drama de toda la Península. Los Gobiernos reales que se iban sucediendo desde 1714 no supieron ver que su política de intolerancia era paralela a la liquidación del Imperio. La civilidad vernácula de los catalanes, profundamente herida, se abstuvo de ayudar, como no ayudaron tampoco los demás pueblos, salvo la vieja y fatigada Castilla. […] El desencanto hizo posible que la decadencia se consumara hasta la pérdida de la última colonia. […] Franco y los demás traidores quieren borrar a sangre y fuego, como han ensayado en Asturias y en el País Vasco, la libertad, la lengua, la historia, el sentimiento y el honor de Cataluña. […] Si Rafael Casanova reviviera, correría al frente a defender, junto a sus hermanos de los demás pueblos hispánicos, la libertad de su patria, la dignidad humana y el porvenir de la civilización.

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