ABANS D’ARA
Opinió 28/04/2022

Leyendo a los poetas: Rubén Darío (1914)

‘AZORÍN’
Peces històriques triades per
3 min
Rubén Darío

De l’article de José Martínez Ruiz Azorín (Monòver, País Valencià, 1873 - Madrid, 1967) publicat a La Vanguardia (27-I-1914) sobre Rubén Darío (Metapa, Nicaragua, 1867 - León, Nicaragua, 1916), poeta que entre 1912 i 1914 va fer estades a Catalunya. En la seva primera arribada a Barcelona, procedent de França –avui fa 110 anys–, va ser molt ben acollit pel jovent modernista que l’esperava a l’estació. 

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Tres poetas ha habido en España modernamente; dos de lengua catalana; uno de lengua castellana. Los catalanes son: Verdaguer y Maragall; el castellano: Rubén Darío. De estos tres poetas han sido engendrados espiritualmente otros poetas -en Cataluña, en Castilla- que hoy sienten y escriben. La obra de Rubén está ya realizada; a él se debe una de las más grandes y fecundas transformaciones operadas en toda nuestra historia literaria. ¿Adónde, en lo pretérito, tendríamos que volver la vista para encontrar un tan hondo y trascendental movimiento poético realizado a influjo de un solo artista? A Rubén Darío le quieren y veneran la nueva generación de poetas; le queremos cuantos, amando la tradición clásica, gustamos de las sensaciones modernas. Rubén ha tenido que luchar mucho: contra un falso clasicismo, contra la frivolidad dañina, contra la hostilidad de la rutina y de la incomprensión. […] Ha viajado por todo el mundo; tiene en sus ojos las ingencias de los Andes y la melancolía de Castilla: junto a las viejas ciudades españolas, están en el espíritu del poeta las estruendosas y enormes ciudades modernas. Han sacudido sus nervios las impresiones más diversas y opuestas: un clamoroso suceso que conmueve toda la prensa del mundo y los últimos rayos del sol que doran las aguas de una cala mallorquina; la elegancia mundana y cosmopolita de un gran hotel y el gesto humilde y callado del dolor de un labriego; un dictador que pronuncia seis discursos al día, y un gran artista en ciernes que ahora, sucio y desconocido, se retira al amanecer, después de una noche de chala, por una calleja desierta, en tanto que nacen los resplandores fríos de la aurora. […] Mas Rubén no es un poeta descriptivo, colorista, y lo que nos ofrece de su visión del mundo no es la imagen, sino el sabor de melancolía y de desencanto que, después de haber visto, después de haber comprendido, nos queda en el alma. Como se ha notado que en Musset hay varios poetas, podremos analizándole distinguir varios poetas en Rubén Darío. Tres son los poetas que vemos en Rubén. Uno es el primitivo, el que pudiéramos llamar versallesco, el de Colombina, el de Pierrot, el de los refinamientos sutiles y banales. Otro es el de los poemas y cantatas heroicas: Roosevelt, Colón, Don Quijote, la América precolombina, etc. El tercero es el poeta de la tristeza íntima -íntima e inconsciente- de las confidencias, de las tribulaciones, del rodar perdurablemente por el mundo. De todos estos poetas, el que preferimos es el último. […] De Buenos Aires a París, de París a Mallorca, de Mallorca a Barcelona, de Barcelona a Madrid, de Madrid a Nueva York, el poeta camina errante por el mundo. ¿Cuál es el destino del poeta? ¿Hacia dónde vamos? ¿De dónde venimos? Este instante, cuando desde el trasatlántico, contemplamos el inmenso mar, será único en nuestra vida. Este momento en que, en el reposo de la noche, bajo la lámpara familiar, leemos unas páginas bellas, no le volveremos a vivir. […] .

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