ABANSD’ARA

El otro Isaiah Berlin

El otro Isaiah Berlin
Salvador Giner 1999
28/10/2019
2 min

La tria de Josep Maria CasasúsCulturalmente, somos aún periféricos. Lo somos por lo menos en lo que se refiere a las corrientes del pensamiento contemporáneo. Junto a preocupaciones más serias, en todas partes hay modas intelectuales. En España, sin embargo, parece a veces que sólo hay modas. Suele ocurrir que, de repente, se pone en circulación, se descubre, un autor extranjero hasta ayer mismo ignorado, o hasta vilipendiado sin ser leído. […] Ahora le toca a Berlin: el otro día, sin ir más lejos, un eminente político nacionalista le decía a Lluís Foix en este mismo diario que lo leía con aprobación, sobre todo por lo que respecta a sus escritos sobre el nacionalismo europeo. […] Berlin logró explicar la variedad de las ideas y las creencias sin caer en el relativismo moral ni permitirse ninguna veleidad de las que caracterizan al posmodernismo actual. Toda su obra está en contra del “todo vale” propio del cinismo ideológico contemporáneo, para el cual comunismo, nacionalismo, liberalismo, autoritarismo, islamismo y catolicismo son posiciones igualmente válidas, sin que ninguna tenga méritos superiores a otra, es decir, pretensiones superiores de verdad. Cada cual tendría la suya. La consecuencia principal de esa idea central berliniana es que no debemos estar dominados por una sola idea. (El nacionalismo, por ejemplo.) […]

Inscriu-te a la newsletter Pensem Les opinions que et fan pensar, t’agradin o no
Inscriu-t’hi

Su posición socialdemócrata y sus distancias con el neoliberalismo quedaron clarísimas, así como sus actitudes de fuerte desconfianza ante muchas expresiones del nacionalismo. Su propio tribalismo, por llamarlo de algún modo, quedaba confinado a su fiel visita semanal a la sinagoga y se debía, en gran medida, a su deseo de ser testimonio contra la barbarie desencadenada contra el pueblo judío. […] La naturaleza aún periférica (o, mejor, semiperiférica) de lo que podríamos llamar la dimensión culta de la cultura española es más fuerte en el campo filosófico que en el científico. (Por fortuna, ello no es así en el terreno del arte y la arquitectura.) La actual recepción de la obra de Berlin es una ilustración de esta situación que, tal vez, sea superable. Si hemos acabado con el sucursalismo en otros terrenos quizá podamos acabar también con él en este, aunque las señales no sean aún prometedoras. Mientras tanto, tampoco hay que lamentarse porque el interés más amplio hacia Berlin se haya despertado a través del mimetismo (“Si lo lee fulano, que manda tanto, será que es importante”.) Hágase el milagro y hágalo el diablo: lo crucial es que Berlin -como ayer Popper y mañana mismo Hannah Arendt o algún día nuestro propio Ferrater Mora- se lean despacio y en serio. Para que podamos emularlos en lugar de redactar tardías notas de pie de página a lo que en realidad no dijeron y dejar de evocar su nombre más o menos en vano.

stats