Vida nueva (1906)
Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús[...]
Consideramos lo que fue menester para que Dante escribiera estas palabras: Vida nueva, y su plenitud de sentido, y procuraremos penetrar un poco, si no de su plenitud, ni menos de su gravedad, nuestro ligero decir: “Año nuevo, vida nueva”. Afortunado sería aquel a quien en tal día apareciera su Beatriz, un amor nuevo que inflamara su corazón, un ideal nuevo cuya visión deslumbrara para siempre más sus ojos en perenne beatitud, un afán nuevo que embargara su naturaleza inferior, purificándola; pero algo de esta fortuna puede venir a todos los que en el pronunciar estas palabras: Vida nueva, pongan simplemente un grano de respeto a ellas y a sí mismos. […] Cuando digamos “año nuevo, vida nueva” no hemos de pensar sólo, ni siquiera pensar con preferencia, en aquellas de nuestras habituales condiciones de vida que nos propongamos mudar, sino también y muy principalmente en aquella nueva vida que nos puede venir, en aquella Beatriz que nos puede aparecer dentro del año que empieza. […] No hay vida nueva sin Beatriz, sin vida nueva no hay hombre. Las piedras, las plantas, los animales, tienen vida: sólo el hombre puede tener vida nueva; sólo el poder tener vida nueva hace hombre al hombre. Este más, este más allá, este sin fin, es lo que nos hace humanos. […] ¿Cómo decir ya más fríamente “año nuevo, vida nueva”? ¿Cómo decirlo sino con voz de esperanza, con grito de deseo? Y, mirad, amigos míos: esta esperanza, este deseo, son ya un principio de vida nueva, un albor de ideal, un primer latido de amor. […] Esta es la vida nueva que cada cual puede anunciarse a sí mismo al empezar el año: ya veis cuán sencillamente: sólo con decir gravemente lo que solemos decir tan a la ligera, porque la frase ha quedado maquinalmente en los labios, habiendo sido olvidado su sentido. No digamos frases muertas: en todas las frases populares como ésta hay una olvidada sabiduría, y late una fuerza desaprovechada. No hay sino resucitarlas dándoles nuestra alma, que ellas nos devuelven enriquecida. Y ésta es buena ocasión para resucitar una. Probemos de poner nuestra alma en el decir: “Año nuevo, vida nueva”, y veremos milagros. Pero también es menester que sepamos decirla de igual manera que hoy cada día; porque, si bien lo pensamos, todos los días son el primer día del año, y para una vida nueva siempre empieza un año nuevo.