13/12/2013

Editorial: 'Seamos dignos del momento'

4 min

1. Una decisión histórica

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Los líderes políticos que ayer, unidos, acordaron proponer a los ciudadanos de Cataluña, y trasladar al gobierno de España, una pregunta y una fecha para decidir el futuro político de Cataluña, han comenzado a escribir un nuevo capítulo de la historia colectiva. Un capítulo que tiene como objetivo compartido y primordial hacer posible que la población vote en libertad. Hacer posible el derecho a decidir, una petición sustentada en un amplísimo consenso social. El 12 de diciembre quedará fijado como fecha inaugural de un proceso político que ha llevado al catalanismo de su objetivo histórico de cambiar España al objetivo de construir un estado propio.

2. A favor de la democracia

El pacto sobre la pregunta representa un hito de la democracia catalana. Cataluña se presenta al mundo como una sociedad viva, madura, movilizada y con una clase política capaz de leer el signo de los tiempos. Cualquier persona que estudie cómo se han desarrollado los hechos de los últimos dos años concluirá que ha sido un proceso impecablemente democrático. La sociedad civil, y el bloqueo de Madrid ante las aspiraciones catalanas, llevó a un adelanto electoral en septiembre de 2012 con un mensaje nítido al nuevo Parlamento: pónganse de acuerdo, señores diputados, para lograr el objetivo de poder decidir nuestro futuro. Se mire por donde se mire, es, ante todo, un triunfo de la democracia.

3. Liderazgo compartido

La sociedad civil ha sido y es el motor del proceso político catalán, el cemento que ha unido voluntades muy diversas en un camino tan complicado como apasionante. Una ruta, sin embargo, que sin liderazgo político sería imposible sacar adelante. La imagen de ayer del presidente Artur Mas acompañado de líderes de ERC, UDC, ICV- EUiA y la CUP evidencia la capacidad del mundo político de construir un consenso, de sumar. En cuarenta y ocho horas, y ante un cierto desánimo y desorientación entre los partidarios del derecho a decidir, se ha producido un acuerdo que incluye desde la derecha democristiana hasta la izquierda alternativa. Una lección. Todos han cedido en beneficio de un objetivo común, de un liderazgo compartido, tanto entre las fuerzas políticas como entre estas fuerzas con el movimiento ciudadano. Así como durante la transición de la dictadura a la democracia la clase dirigente (política, económica y social) estuvo a la altura del momento histórico, ahora los líderes políticos catalanes también demuestran haber comprendido que para construir una transición nacional hay que avanzar juntos, con altura de miras. Todos los agentes deben tomar nota y actuar también con la dignidad que exige el reto.

4. Una pregunta clara e inclusiva

Fruto de este liderazgo compartido se ha pactado una pregunta clara e inclusiva, avalada por un amplio consenso, y que ayer recibió el apoyo de las principales plataformas cívicas que han impulsado el derecho a decidir. La pregunta, que incluye dos apartados -"¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?"-, ha permitido sumar a partidos con un programa claramente independentista y a aquellos que creen en la necesidad de construir un estado propio pero que no renuncian a federarse o confederarse con España.

5. Ausencias difíciles de explicar

En la amplia unidad política y social que ha hecho posible el pacto de la pregunta, en el liderazgo político compartido visualizado ayer, se echa de menos a un partido que tradicionalmente ha formado parte del catalanismo, el gran tronco común político que durante más de un siglo se ha esforzado para construir una sociedad democrática, moderna, con voluntad de contribuir desde su propia idiosincrasia al concierto de las naciones. La ausencia por voluntad propia del PSC es una lástima y es difícilmente comprensible para muchos de sus votantes, militantes y simpatizantes, que deberán tomar una decisión nada fácil pero inevitable si quieren sumarse al latido democrático del país.

6. El bloque del no-no

El bloque del no, políticamente representado por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (C's), recibió ayer el acuerdo sobre la pregunta y la fecha con el discurso del miedo y la descalificación. La consulta será, efectivamente, entre el sí y el no, y por lo tanto sería deseable que PP y C's, en lugar de dedicar sus esfuerzos a bloquearla, explicaran y razonaran argumentos a favor de la permanencia dentro de España, una opción perfectamente legítima. Lo que no es legítimo es negar la democracia. Nadie debería temer el ejercicio del derecho al voto, y aun menos cuando es ampliamente deseado.

7. La respuesta del estado español

El paso decisivo dado ayer por una mayoría de 87 diputados de los 135 que forman el Parlamento de Cataluña coloca ahora la pelota en el tejado del gobierno de España, que deberá afrontar la petición de celebrar el referéndum, y de la clase política española en su conjunto. La petición llega con un amplísimo apoyo, es impecable en las formas y se ha construido sobre una voluntad escrupulosamente democrática. Mantener una negativa radical a la propuesta catalana deslegitima al gobierno español, tanto ante la ciudadanía catalana como ante la europea. Atrincherarse en una lectura restrictiva de la legalidad no solucionará el problema. Hay vías legales para que Cataluña pueda ejercer el derecho a decidir, puesto que las leyes están al servicio de los ciudadanos y no al revés.

8. El reto europeo

El futuro de Cataluña, sea cual sea el resultado de la consulta, y vaya como vaya el proceso, está dentro de Europa. La misma gran mayoría que defiende el derecho a decidir también defiende la pertenencia a la Unión Europea, que hasta ahora ha mantenido una respetuosa neutralidad en el pleito catalán. Cataluña quiere decidir si se convierte en un estado de Europa y, cuando llegue el momento, Europa deberá decidir si quiere que una sociedad de larga tradición europeísta se integre como un nuevo estado. Aquí, indudablemente, también hay mucho trabajo por hacer.

9. No será fácil

Ni la negociación con el estado español, ni la explicación de la voluntad catalana en Europa y el mundo, ni el mantenimiento de la cohesión social -el gran tesoro que tenemos, también para el proceso-, ni la ejecución del proceso que ahora se pone en marcha una vez fijada una fecha y pregunta para la consulta serán fáciles. Como dijo ayer el presidente Mas, será necesario mucho "sentido de país", tanto como hasta hoy han demostrado los partidos del pacto.

10. Dignidad y generosidad

El capítulo histórico que ahora comenzamos pide rigor, concentración, determinación y generosidad. Y pide, en especial, que el pueblo de Cataluña, sus dirigentes y toda la sociedad seamos dignos del momento. #Ahoraqueremosvotar.

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